Peter Pan quedó encantado de
las habilidades de Wendy y le pidió que viajara con él y Campanilla al país de
Nunca Jamás, donde podría vivir aventuras y ser la mamá de los Niños Perdidos.
Y así, enseñó a volar a los tres niños con la ayuda del polvo de hadas de
Campanilla, y todos viajaron a Nunca Jamás. Durante el vuelo, Peter les habló de
su enemigo Garfio, el malvado y cruel capitán pirata, a quien Peter había
cortado una mano. Luego se la había dado a comer a un cocodrilo, y desde
entonces este perseguía a Garfio por todas partes, ansioso por volver a probar
su carne. Garfio había conseguido evitarlo hasta entonces porque también se
había tragado un reloj, y su continuo “tic,tac” lo avisaba de su presencia.
Casi habían llegado cuando los piratas de Garfio los a cañonazos, Y, aunque no
llegaron a darles, el grupo volador se separó.
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